domingo, 9 de marzo de 2014

Encontronazos en la tercera fase.

Creo que a todos nos llegan varios momentos en la vida en los que echamos la vista atrás y pensamos qué va bien y qué va mal.

¿Pero qué pasa si nada va bien pero tampoco va mal? ¿Se puede llegar a ser feliz así?
Es decir, ¿se puede estar feliz del todo aún habiendo aspectos que te gusten de tu vida y otros que no?
¿Y si esos aspectos que no te gustan son estupideces y la lías porque eres gilipollas? Esto me ha recordado a esta imagen:


Bueno. También está eso de que "hay que perderse para encontrarse" y cosas así. No sé, a mí no siempre me ayudan las frases motivadoras by Paulo Coelho. Lo siento mundo, pero es así.

Realmente no sé si me he perdido alguna vez. O peor, si me he encontrado.

Porque me he sentido perdida muchas veces. Pero encontrada muy pocas. ¿Y si cada vez que "nos perdemos" se va una pequeña parte de nosotros? ¿Qué pasa si nunca volvemos a ser los mismos? Porque estoy segura de que nunca lo hacemos. Siempre nos convertimos en otras versiones de nosotros mismos. En plan "Yo 2.0".

Pero aparte, no sólo nuestras decisiones nos llevan a perdernos. Creo. Todo nos influye de una manera increíble. Y ahora verdaderamente entiendo la mierda esa de las pelis que viajan al pasado y no pueden matar a una mosca porque se cargan todo el planeta y explotamos y nos convertimos en Chocapic. 

La cosa más pequeña puede hacernos reflexionar. Y hacer que estas reflexiones nos lleven a tal punto de confusión y/o entendimiento de nuestro ser que cambiemos radicalmente nuestra forma de ver las cosas, de enfrentarnos a la vida. Osease, que la muerte de una puta mosca puede jodernos. Y jodernos fuerte. En plan literario pero científico. En plan Punset.

Ahora os imagináis todo lo que escribo leído en vuestra mente por la voz en off de Punset. Tengo poder. ¿Veis como una cosa insignificante puede hacerte cambiar algo? Y que conste que yo soy la cosa insignificante. Vosotros no, que me leéis. Muacks.


En fin, que me pierdo mucho. Me gusta andar por las ramas. Pero la cuestión es: ¿cómo saber cuándo te has perdido y cómo saber encontrarte? Aunque en realidad son dos cuestiones, perdonadme, oh gran público amado. Os haré una oda algún día.

Pero ahora plantearé una  pregunta diferente: ¿qué pasa si eres tú mismo el que decide perderse? Incongruente, exclamaréis, mas no lo creo. No, no y no. Porque, recordemos, partimos de la base de que el ser humano es idiota.

¿Qué pasa si no soy feliz y decido perderme para intentar encontrar algo que me haga feliz? ¿Qué pasa si soy feliz - o creo serlo- pero siento que me falta algo? ¿Y si nunca llego a encontrar ese algo? ¿Terminaré en las calles frías de un pequeño pueblo alemán bebiendo whisky y vomitando sobre un borracho durmiendo la mona?

Yo creo que he aquí mi tema principal de hoy: perderse queriendo, pero entre comillas, para encontrar algo que te falta, pero que al final se te vaya de las manos y no puedas volver atrás. ¿Arriesgarse o no?

Supongo que la elección sigue siendo nuestra, al fin y al cabo. Y si nos equivocamos siempre podemos echarle la culpa a algún libro de autoayuda de estos baratillos. Rollo libro de los chinos. Con un Buda en la portada y un color salmón ahumadoguiónchichidevieja. Total, si es baratillo, es que muy bueno no tenía que ser, ¿no?