domingo, 30 de agosto de 2015

Entropía

Para aquellos amigos que tengáis la SUERTE de no estar familiarizados con la física y ninguno de sus términos, quizás no os suene esta palabra.

Entropía (según la RAE)(Del gr. ἐντροπία, vuelta, usado en varios sentidos figurados).
1. f. Fís. Magnitud termodinámica que mide la parte no utilizable de la energía contenida en un sistema.
2. f. Fís. Medida del desorden de un sistema. Una masa de una sustancia con sus moléculas regularmente ordenadas, formando un cristal, tiene entropía mucho menor que la misma sustancia en forma de gas con sus moléculas libres y en pleno desorden.
3. f. Inform. Medida de la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de los cuales se va a recibir uno solo.


En cristiano (¿por qué se dirá esto? Necesito una explicación diferente a la que seguramente sea la verdadera: que los cristianos eran los que hablaban castellano, supongo. Punto para quien se invente algo), que la entropía no es más que el desorden al que todo tiende según la segunda ley de la termodinámica -que para eso me lo estoy estudiando, cojones xD-.

El ejemplo más claro, fácil y ya puestos, chorra, que nos ponen a todos para que lo entendamos cuando lo explican en clase (normalmente un profesor que va de guay) es este:

La próxima vez que vuestras madres entren en vuestras habitaciones con el grito en el cielo, tachándoos de un eslabón perdido entre el cerdo y el hombre en la escala evolutiva y llamándoos cosas que no entenderéis como "gigi" (pronunciado como /llilli/), entre otras varias, no tenéis que preocuparos. Sólo tenéis que explicarles claramente que no sois desordenados, sino que, según esta ley de la termodinámica, todo tiende hacia el caos, inclusive vuestros cuartos. Y no pueden rebatiros nada.


Pero si pueden lanzarte la zapatilla voladora, creedme. Las madres ninja de esa generación no se volverán a repetir. Al menos en mi caso, ya que mi puntería viene siendo, más o menos, de nula para abajo. Mis hijos se reirán de mí en el futuro cuando la babucha me salga disparada en dirección contraria. Así que tengo que pensar en algo, como los drones. Seré una mamá dronadora, lo veo. Y mis drones aprenderán a hacerme bolsitos de crochet.

Volviendo al tema. ¿Cómo os sentís sabiendo que el caos es el caos porque tiene que serlo?
Es decir, que quizás no valga la pena tener la vida tan sumamente cuadriculada y planeada. Que siempre tendemos a dejarnos llevar porque el desorden es natural.

La naturaleza es caótica. Y nos empeñamos en ir contra ella, en nadar contracorriente. Nos empeñamos en ponernos más y más obstáculos, porque no estamos acostumbrados a seguir a esa vocecilla que siempre te grita desde dentro pidiendo libertad.

Y me pregunto por qué. ¿Por qué nos complicamos más aún la vida? ¿Qué nos lleva a dudar de nosotros mismos de tal forma que no pongamos un 2 en la respuesta del examen de matemáticas? Pues que era demasiado fácil. Aunque la raíz cuadrada de cuatro sea dos. No, no, no. No puede ser. Tiene que ser más difícil. Seguro que tengo que hallar el radio de la circunferencia, y hacer "2-pi-r". Y a partir de ahí, vamos viendo. Pero seguro que hay algo con logaritmos. Fijo, fijo.


PUES NO, LA RESPUESTA ERA DOS. 2. DEUX. TWO. ZWEI. Y EN TODOS LOS PUTOS IDIOMAS.


El sistema en el que vivimos nos exige siempre la perfección, y no nos enseña a fallar. Y fallar no es fácil. Mucho menos si tienes que aprender tú solo. A fallar se aprende fallando (no hay mensaje subliminal, tranquilos). Y parece lo más lógico del mundo. Pero nada más alejado de la realidad.

A fallar nunca se aprende. Porque seguimos viviendo en ese mundo donde la entropía la dejamos para la termodinámica, pero no para nosotros. Porque tienes que ser perfecto. Y hay que poder siempre con todo. Y tienes que hablarle bien a todo el mundo, y nunca mostrar ese momento de flaqueza. Nunca titubear, nunca tener miedo.

Tampoco nos damos cuenta de que eso es ser un ser humano, valga la redundancia. Así que cuando lo hacemos, cuando fallamos por fin, cuando nos derrumbamos, el dolor es insoportable. Porque tú no tenías que estar en el suelo, sino en la cima de la montaña. Y no sólo te has caído, sino que has arrastrado toda la mierda contigo. Y eso que parecía que habías superado, ese obstáculo que en su día saltaste, en tu caída, lo has vuelto a traer contigo, y ahora es más grande y duele más que nunca.

Y, como seres humanos, vamos dejando "lo atrasado en el pasado" e intentamos seguir adelante, subiendo. Pero volverás a caer, tarde o temprano. Y tendrás que enfrentarte a la realidad.


La realidad, la tan temida realidad es, ni más ni menos, asumir que es imposible subir con todo eso a cuestas. Que tienes que perdonarte para poder continuar tu camino. Y eso, ESO (*música dramática*), es lo más difícil de todo.
Podemos admitir que hemos fallado a nuestros amigos, enemigos, profesores, vecinos, compañeros. Nos duele admitir que también le hemos fallado a nuestra familia. Pero lo peor, lo más horrible de todo, es haberte fallado a ti mismo.

Ya habíamos dicho que el ser humano era un caos, porque esa es su naturaleza. Pues sobre todo es un caos cuando se trata del tema del "auto-loquesea".Y perdonarnos a nosotros mismos, el autoperdón, nos puede costar toda una vida. Pero confío en que algún día aprendamos a hacerlo.

Hasta entonces, os seguiré visitando por aquí.

domingo, 23 de agosto de 2015

All you need is...

Todo lo que necesitas es... ¿Amor?
Pues díselo a un mendigo, a ver qué te contesta. Y si te escupe en la cara, lo siento, por gilipollas. 

El hecho es que se necesita más que amor en esta vida para sobrevivir. Y no es que yo no sea romántica (es más, me sobra el romanticismo, ¡sudo romanticismo!), es que la vida es dura, amijos.

Cuando vemos Moulin Rouge y nos enamoramos del amor y de lo bien que les salen los números musicales sin haberlos ensayado (jajajajajaja), sumado a muchas otras cosas, podemos dejarnos llevar por esta idea y afirmar que creemos en el amor por encima de todas las cosas. Y por mí fenomenal.

Pero una cosa no quita la otra. Y podemos necesitar más que el amor para ser feliz. 

Andaba vagueando el otro día viendo la MTV (creo) y echaron un programa llamado "Ya no estoy gordo". Supongo que el título lo dice todo: en cada capítulo vemos a un adolescente americano (¿cómo no?¡Es la MTV!) a un verano de marcharse a la universidad. Pero lo que no quieren llevarse consigo son los kilos de más, así que viene un entrenador personal y los hace sudar 6-8 horas al día y les enseña a comer sano y tal. Bueno, pues vi un episodio en el que una muchacha tenía 2-3 hermanos y todos casados. Y por lo visto en su familia el matrimonio era LO MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO. Y su padre, un cándido e inocente ejemplar de manatí (lo digo porque a él también le sobraban un par de lorzas), no hacía más que repetirle que tenía que adelgazar, que adelgazar iba a ser bueno porque sino no iba a encontrar a UN MARIDO.
Pongámonos en situación: tu hija es infeliz porque tiene un sobrepeso curioso, y a ti, machote, te da igual que tenga problemas de autoestima y de confianza. Tú lo que quieres es que se case. Y punto. Y si es infeliz, pues tú que sabes, no es tu problema. Ole tu pene, sí señor.

Pues qué queréis que os diga, yo este amor paterno-filial no lo querría. Porque esto y nada es prácticamente lo mismo.

Por poner otro ejemplo, puedo contaros que he pasado unos días algo deprimida. Y mi madre, al hablarlo con ella, no entendía qué podía pasarme. Porque estaba bien de salud, estaba bien con mi pareja, tenía todo lo que quería...
O sea, que si tengo amor... ¿Ya no me puede faltar nada? 
No os engañéis, sé que lo decía con la mejor de las intenciones, pero es que la vida no está hecha sólo de amor, por suerte o por desgracia.

Así que sí, puedes ser infeliz aún teniendo amor en tu vida. Te doy permiso.

Aunque si tienes pareja y le dices que no eres feliz, automáticamente te va a decir algo como "gracias por la parte que me toca". Y si le ha dolido, seguramente lo acompañe de una carita feliz. 

Cosas que pasan en WhatsApp.

Pero lo siento, es que la vida de una persona no puede girar en torno a otra. Pueden girar juntas, pero no la una para la otra.

En definitiva y como resumen, podemos decir que necesitamos lo que necesitamos. Ni más ni menos. Y si es amor, pues bienvenido sea al encontrarlo. Y sino, pues oye, que cada uno necesita sus cosas.

Que no nos de miedo a decir lo que sentimos, que aún es gratis, leñe.

miércoles, 12 de agosto de 2015

X

Escribo por escribir. Por necesidad de plasmar algo. Por ese sentimiento que a veces me inunda, insistiendo en que teclee lo que se me venga a la mente.

Esto es mera necesidad, y habrá quien me entienda. Y creo que esto es precisamente lo que le falta a mi vida.

Creo sinceramente que soy más feliz escribiendo, aunque lo haga muy poco. Aunque sólo diga tonterías. Simplemente expresar algo me hace feliz. Y me hace mucha falta.

No creo que sea una artista o algo así. Pero sí que hay una parte más artística dentro de mí. Que muere cada vez que intento disimularla por no saber darle rienda suelta. Porque aún no encontrado la salida para lo que llevo dentro. Y si la he encontrado, nadie cree que sea el camino.

Qué duro es enfrentarse a los que se suponen que te apoyan en todo, que te apoyan por encima de todas las cosas. Pero la realidad es la que es, y cuando el talento no es el que uno piensa al principio, te llevas el tortazo contra el suelo. Porque nadie quiere mantener a un soñador.

Quizás este sea el problema, que nos animan a soñar y a luchar por nuestros sueños, para luego encargarse de destruirlos.
O quizás, simplemente, es más fácil echarle las culpas a los demás.

En cualquier caso, estás jodido. Y eso, como el yogulado, es malo.

Pero así es la vida, y hay que aguantar los palos y sobreponerse.  Por eso sigo buscando mi salida creativa a la vida que creo que he escogido. Necesito mi vía de escape. Y tengo mis esperanzas puestas en encontrarla algún día.


*Inserte frase motivadora de Paulo Coehlo o sucedáneos*.

Así que aquí me despido hoy, motivando a desmotivaros y al contrario. O no.